Hoy estuve en un 1º de Primaria sustituyendo. Habitualmente estoy en 5º y 6º y cuando terminó la clase, parecía que hubiera corrido la maratón de Nueva York, después de haber ordenador mi trastero.
Por momentos se me escapaba la risa viéndome intentar que aquellos pingüinos tan pequeños trabajaran tranquilamente ayudándose unos a otros si pelearse por quién cogía la plastilina y quién utilizaba el ábaco.
Me ví a mí misma como una profesorona gigante intentando que comprendieran un concepto difícil y abstracto con un nombre que no les recuerda a nada, y en ese momento que me imaginé como la Ürsula de La Sirenita, comprendí que no estaba siendo capaz de adaptarme y cambiar mis ideas y mis pensamientos para acercarme al mundo mucho más concreto de los niños más pequeños.
Este es un ejemplo de las muchísimas situaciones a las que nos enfrentamos en el cole día a día. En el cole y en la vida, por supuesto, tomamos decisiones que van marcando nuestro camino, y que afectan a nuestras emociones y a nuestros sentimientos, y saber identificar como nos sentimos, aceptarlo y gestionarlo de forma eficaz, nos hará todo más sencillo. A nosotros mismos y a los demás.
Por eso creo que este curso va a ser interesantísimo y me va a aportar mucho como docente, como madre y como amiga. Creo que saber cuáles son mis habilidades psicosociales, mejorar las que andan un poco flojas y fortalecer aún más aquellas que son más potentes, mejorará mi labor como profesora y me ayudará además a que los niños también conozcan las suyas.
En mi idea de escuela ideal, los niños vendrían tranquilos y se sentirían como en casa, en un ambiente cálido en el que se sintieran seguros y cómodos. Por eso me los imagino así, en zapatillas de andar por casa.
Voy a marcarme tres compromisos pequeños y a trabajar por lograrlos a partir de este preciso momento:
Escuchar a mis hijas durante la cena y no pretender darles lecciones de vida.
Respirar 10 minutos antes de dormir. Sin teléfono ni redes sociales.
Preguntar cada día a dos niños de la clase qué tal les fue. Así sin más, y hacerles un gesto cariñoso.
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